El 30 de septiembre celebramos una jornada reivindicativa para dar inicio a la campaña Menjadors sostenibles, territoris posibles, cuyo propósito es denunciar la situación de los comedores escolares en zonas rurales y la falta de una normativa que atienda las particularidades de lo que supone este servicio en centros educativos en pueblos más pequeños o zonas más alejadas del entorno urbano. En el evento presentamos el Estudio preliminar sobre la situación de los comedores escolares: estudio de caso en el Alto Palancia, que revela y hace un análisis de las dificultades para mantener estos comedores en zonas rurales, sobre todo cuando se trata de Colegios Rurales Agrupados.

En algunos casos, las trabas para su buen funcionamiento es tener un ratio muy bajo de alumnado, la distancia con las zonas urbanas que encarece la logística de productos, la falta de cocina propia o la dispersión territorial de los diferentes aularios de un mismo centro. De momento, el estudio recoge el caso de cuatro colegios del Alto Palancia, pero la meta de esta campaña es que la Administración se apropie de este documento como un modelo y repetir el diagnóstico en más centros de la zona para conseguir generar una normativa más flexible que recoja diferentes propuestas que permitan la sostenibilidad económica y ambiental de estos comedores.

Es así que con el apoyo de familias, direcciones de algunos centros escolares y otras entidades, tenemos el objetivo de caminar hacia unos comedores escolares que ofrezcan menús más saludables y con criterios de sostenibilidad, que cuiden nuestros territorios y garanticen el derecho a la alimentación de la infancia en el presente y en el futuro.

Fruto del contacto y trabajo con todos los actores involucrados en los comedores escolares (centros educativos, familias, alumnado, administración pública, empresas de restauración escolar, nutricionistas, etc.), hemos tomado conciencia de que existe una desigualdad notoria entre las condiciones de los comedores escolares urbanos y los comedores escolares rurales.

Como sociedad civil pensamos que es importante reivindicar los cambios necesarios para que los niños y niñas del ámbito rural tengan las mismas oportunidades y derechos que aquellos y aquellas que habitan en la ciudad, a la vez que sea reconocida la singularidad y los potenciales de sus contextos.

Es así que con este manifiesto queremos comunicar a la sociedad y administración pública valenciana que: 

  1. Las escuelas en el ámbito rural tienen unas particularidades que dificultan la apertura y mantenimiento del servicio de comedor escolar, especialmente en los Colegios Rurales Agrupados (CRA).
  2. Los centros con un número reducido de alumnado y que, en el caso de los CRA, funcionan con diferentes aularios dispersos en el territorio, cuentan con un incremento considerable en los gastos para el servicio de comedor, especialmente por la logística del transporte y el personal (monitoras).
  3. La normativa no contempla con suficiente detalle estas diferencias, estipulando la misma ayuda para gastos de funcionamiento para todas las escuelas, urbanas y rurales, lo que no ayuda a compensar los costes extras que tienen en las escuelas rurales. A su vez, se genera en muchos casos un superávit en las urbanas (que tienen más oportunidad de negociación con la empresa) y un déficit en las segundas, las rurales, respecto al balance económico de sus comedores escolares.
  4. La Conselleria aporta una ayuda económica mensual extra por aulario en el caso de los CRA, pero esta está lejos de resolver el balance deficitario en la contabilidad del comedor escolar rural. Ese déficit es cubierto en muchos casos por los ayuntamientos, sin que cuenten con un presupuesto específico para el caso (por tanto, con la dependencia de la voluntad política para apoyar el servicio).
  5. Los ayuntamientos generalmente apoyan a través de la cesión de personal propio para cubrir las tareas de personal monitor de comedor, sin que estas personas tengan una calificación profesional específica para el acompañamiento de niños y niñas.
  6. Este déficit también está cubierto a través del tiempo, energía y presupuesto del personal docente del propio centro educativo, generando tensión y peores condiciones de trabajo.
  7. Por lo general, a muchas de las empresas de restauración colectiva no les sale rentable asumir los servicios de los comedores escolares rurales, especialmente de los CRA, por lo que a menudo son asumidos por empresas que trabajan a gran escala y que pueden compensar esta baja rentabilidad con ganancias que generan con los centros urbanos grandes.
  8. Esto impide que las escuelas rurales cuenten con la oportunidad de elegir la empresa de comedor que quieran, tal y como dice la normativa, representando una desigualdad de condiciones con respecto a los colegios urbanos. También dificulta la prestación del servicio a empresas locales de menor tamaño.
  9. Además, la carencia de instalaciones de cocina de estos centros también acaba conduciendo a estas escuelas a tener que comer catering como única opción de servicio. En algunos casos, catering de menús en frío y de entrega semanal.
  10. Al no existir una normativa adaptada al ámbito rural, se pierde la capacidad de potenciar y utilizar activos del territorio que podrían suponer alternativas viables al comedor escolar actual, como habilitar cocinas u obradores en desuso, permitir el transporte de comida de un bar o restaurante cercano, etc.
  11. El comedor escolar es un servicio necesario para la conciliación laboral y personal de las familias que viven en el ámbito rural y para evitar el cierre de los aularios, favorece el asentamiento en la zona y la reducción del uso de transporte diario para trasladar a los niños y niñas a escuelas de otros pueblos.

Es decir, la problemática que viven las escuelas rurales respecto al servicio de comedor tiene dos aspectos clave que nos llevan a plantear la necesidad urgente de atender esta temática desde las administraciones públicas:

  • Se trata de un caso de desigualdad social, donde la normativa y el sistema de gestión y funcionamiento del comedor están diseñados sobre la base de un modelo de escuela urbano que genera un agravio continuo que discrimina a las comunidades educativas del mundo rural.
  • La existencia de los comedores escolares tiene un gran potencial de desarrollo local 1). Como estrategia de antidespoblamiento en las zonas rurales, puesto que facilita la conciliación de la vida laboral y familiar (y, por tanto, incrementa el bienestar de las mujeres, sobre las que suelen recaer las tareas de cuidados) 2). Como activador de la economía local a través del uso de sus activos y servicios, y de articulador de la economía agraria local a través del abastecimiento de productos de proximidad del territorio. Resulta incongruente que en las zonas donde se cultivan los alimentos resulte más difícil acceder a ellos. 

Este último punto adquiere especial relevancia en el contexto de crisis climática en la que nos encontramos a nivel global. Tener un mundo rural vivo y productivo responde tanto a estrategias de mitigación como de adaptación al cambio climático. Según la FAO, el sistema agroalimentario es el responsable de cerca del 30% de los gases de efecto invernadero y de un gran número de desequilibrios en la salud de la población. Cuando se habla de tener comedores escolares más saludables y sostenibles, significa que los productos alimentarios que se utilizan sean, en el mayor grado posible, frescos, de temporada, de proximidad y ecológicos, y que reviertan positivamente a la economía local y agraria del territorio

Tomando en cuenta todo lo dicho anteriormente, las entidades y personas firmantes SOLICITAN a las administraciones competentes, como titulares de obligaciones:

La formación de una Mesa Técnica Intersectorial con la participación de las Consellerias implicadas (Educación, Sanidad y Agricultura), inspecciones de educación territoriales de los municipios, escuelas del ámbito rural, asociaciones de familias, organizaciones agrarias, organizaciones representantes del sector privado en restauración colectiva, organizaciones que trabajan por la alimentación sostenible, etc. 

Una mesa cuyo objetivo sea atender esta problemática y generar una normativa diferenciada, en la cual se valoren los retos y las oportunidades del contexto rural para hacer viables la apertura y el mantenimiento de los comedores escolares, haciendo uso y estimulando los activos presentes en cada territorio.


Una jornada lúdica y reivindicativa

En el evento se presentaron las conclusiones del estudio junto a un manifiesto que solicita a la Administración atención a esta temática: «El comedor escolar es un servicio necesario para la conciliación laboral y personal de las familias que viven en el ámbito rural y para evitar el cierre de los aularios, favorece el asentamiento en la zona y la reducción del uso de transporte diario para trasladar a los niños y niñas a escuelas de otros pueblos», explica la técnica de CERAI.

En el manifiesto se insta a abordar este problema y crear una normativa específica que tenga en cuenta los desafíos y las oportunidades que ofrece el entorno rural para garantizar la viabilidad de la apertura y el funcionamiento de los comedores escolares. Esto se lograría aprovechando y fomentando los recursos disponibles en cada territorio y tomando en consideración las tendencias de las directivas regionales, estatales y europeas en relación con la alimentación saludable y sostenible desde un punto de vista social, ambiental y económicamente sostenible.

Las familias de varios centros educativos acudieron a la jornada para disfrutar de las actividades, compartir preocupaciones, pensar en soluciones conjuntas y coger impulso para conseguir que sus voces sean escuchadas. Durante la mañana el Servicio de Educación Ambiental de la Diputación de Castellón realizó varios talleres y juegos de concienciación sobre el consumo responsable y un modelo de alimentación saludable y sostenible. Además, unas doce personas productoras estuvieron exponiendo sus productos y dando a conocer sus proyectos como posibles activos que se podrían consumir en los comedores escolares de la zona. 

A mitad de mañana irrumpía en la plaza una performance representando la problemática de manos de David Trashumante e Ysa Cruz, disfrazados del gran y el pequeño comedor. Luego, Natalia Castellanos, consultora encargada de realizar el estudio de caso, contó el proceso de investigación y conclusiones. Además, destacó la incoherencia de apostar por la vida en el entorno rural mientras consumimos alimentos que provienen de zonas lejanas.

El acto reivindicativo acabó con dos actividades. La primera, la lectura del manifiesto, a cargo por dos representantes de las familias de la zona, donde se propuso formar una mesa técnica para abordar la problemática que parece que ya tiene fecha, el 6 de noviembre, en las instalaciones de la Mancomunidad del Alto Palancia. En segundo lugar, un taller de serigrafía del cual as familias se llevaban una pañoleta con el logo de la campaña para colgar en sus balcones y centros educativos.

Al evento asistieron personas de la Administración pública que mostraron su apoyo a la campaña y voluntad de participar en las siguientes acciones como la mesa técnica.

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